Lo siento, Señoría
By dpg

Por Ignacio González Gugel, para El Defensor del Lector del periódico digital Qué!
Unas veces, escribimos sobre una noticia de actualidad relacionada con el mundo del Derecho.
Otras, sobre problemas cotidianos de los ciudadanos que requieren la ayuda de profesionales de la abogacía. Otras, incluso hemos criticado a los propios letrados, a políticos e incluso a la propia "gente de la calle", por no actuar correctamente.
Hoy, aprovecho la Tribuna que me brinda el diario Qué!, para reivindicar el derecho de los profesionales y ciudadanos, a recibir un trato educado de los Tribunales de Justicia, Jueces y Magistrados.
Hace unos días, un amigo me decía que le habría gustado hacer una carrera universitaria, y en concreto Derecho.
Tenía la ilusión de actuar en las salas de Justicia. Pobre, supongo que su interés proviene del desconocimiento de lo que allí ocurre. Seguro que se imaginaba el "glamour" de vestir togado, dirigirse a los Jueces como "Señorías" o "protestar" (esto a la gente le encanta) por aquello que considera incorrecto en el proceso.
Pero la realidad de los Juzgados es otra.
A las viejas instalaciones, sistemas informáticos caducos, personal desmotivado y en muchísimas ocasiones insuficientemente formado y con nula vocación, que componen la estructura judicial en España, se une otro fenómeno, más importante aún: los jueces.
Podríamos decir, como gustan de expresar los "buenistas" de los políticos; que no todos los Jueces son iguales. "Que la mayoría son buenos y decentes". Caramba, pues o hay muchos más de los que imaginamos, o tenemos la mala suerte de que sólo conocemos a los peores.
Estaba hace un par de días pendiente de entrar en sala en los Juzgados de Primera Instancia de Madrid.
Repasaba mentalmente el pleito, preparándome para el "show". Me acompañaban mi procuradora y mi cliente.
Enfrente los "compañeros" contrarios en la misma tesitura. Suena el silbato, empieza la función.
"Señores letrados, tienen un minuto para conclusiones".
Si, han leído bien. En un minuto, S. Sª pretende que expliquemos nuestras alegaciones y argumentos.
"Con el debido respeto Señoría...", "lo siento Señoría....", "protesto Señoría.....".
Te vas a casa, habiendo esperado una hora para entrar en un matadero, donde un ser superior, ha convertido tu trabajo en, "un minuto, de gloria".
Da igual que el procedimiento se llame "Verbal", no se puede hablar.
Pero es que además, los modos de la Jueza, su forma de dirigirse a los profesionales, son simple y llanamente maleducados y ofensivos. Amén de vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos a los que se pretende impartir Justicia.
Y que conste, que reconozco, que muchas veces los Letrados no somos los mejores profesionales y cometemos errores. Pero no solemos ser maleducados.
Salí de la sala, no sorprendido, pero si ligeramente herido en mi orgullo, y recordé la noticia del fin de semana. Aquella que la abdicación real ha dejado en el olvido. La de nuestro Juez miembro del Tribunal Constitucional pillado borracho y sin casco por la Castellana.
Este letrado que escribe, además de vapuleado profesional de las salas de Justicia, es aficionado a las motos y siempre porta su casco.
Qué percepción del mundo hay que tener, para ir sin casco y borracho por la Castellana?
Este tío es Juez y no uno cualquiera, está en el Tribunal Constitucional.
¿Son conscientes de quien gobierna el poder Judicial?
Si, ya lo sé. Los políticos, que son de no echar gota. Pero es que los miembros de ese poder, son iguales o peores. Y que conste que entiendo a S. Sª Magistrado. Con ese pelo tan bonito y engominado, ponerse un casco es siempre un engorro, para su pelo y para el casco.
Y llegados a este punto, hay que recordar, que quien ostenta un cargo público, y más aún si el cargo tiene la importancia, la relevancia y la exposición de estos; está obligado a rozar la perfección, a buscar el virtuosismo, porque sólo los virtuosos pueden ser jueces, o gobernar y legislar para los ciudadanos.
Disculpe Señoría...! Protesto....! Ustedes no son virtuosos, están a galaxias de serlo. No le imagino respondiendo a Janning como hizo S. S.ª el Juez Haywood "Señor Janning. Se llegó a eso la primera vez que usted condenó a un hombre sabiendo que era inocente."